Diariamente se realizan estudios para poder entender mejor cómo se originan, diseminan los tumores y cómo estos responden al tratamiento, a través de inteligencia artificial, secuenciación de ADN, oncología de precisión y otras tecnologías. Tomando en cuenta que entre más se conozca el comportamiento de un tumor, mejores herramientas se pueden emplear para poder combatirlo.
Las tasas de mortalidad por cáncer estaban cayendo antes de la pandemia por la COVID-19, pero debido a ésta, se produjo un gran retraso en el diagnóstico y tratamiento del cáncer.
Dentro de los últimos avances se encuentran:
Las biopsias son la principal forma en se puede diagnosticar el cáncer, pero el proceso es invasivo e implica extraer una sección de tejido del cuerpo, a veces quirúrgicamente, para que pueda examinarse en un laboratorio.
Una biopsia líquida es menos invasiva en la que se puede analizar muestras de sangre para detectar signos de cáncer. A través de las células tumorales circulantes (CTC), células cancerosas que se separan del tumor y pasan a la sangre; y el ADN tumoral circulante (ctDNA), que es el ADN liberado en el torrente sanguíneo cuando las células cancerosas mueren.
Implica estudiar la composición genética y las características moleculares de los tumores cancerosos en pacientes individuales.
Se estudian los cambios en las células que podrían estar causando el crecimiento y la propagación del cáncer, para poder desarrollar tratamientos personalizados.
Debido a que están dirigidos, pueden significar menos daño para las células sanas y menos efectos secundarios que la quimioterapia.
El tratamiento consiste en eliminar y alterar genéticamente células inmunitarias, llamadas células T, de pacientes con cáncer.
Las células alteradas luego producen proteínas llamadas receptores de antígenos quiméricos (CAR). Estos reconocen y pueden destruir las células cancerosas, incluso viendo resultados de remisión 12 años después.
Esta terapia ya recibió la aprobación de la Administración de Drogas y Alimentos para tratar los cánceres de la sangre y prometedora para el tratamiento de tumores sólidos.
A través del análisis del ADN del tumor de una persona, se pueden desarrollar terapias diseñadas para atacar las mutaciones específicas encontradas.
Además, se pueden identificar mutaciones que ponen a esa persona en alto riesgo de padecer ciertos tipos de cáncer.
Incluso promover la creación de protocolos de detección y tratamiento destinados a la prevención.
El dispositivo RefleXion X1, permite dar forma a los haces de radiación dirigidos a los tumores de una mejor manera, lo que puede ayudar a dar forma a las dosis de radiación y las exposiciones de manera que limiten el daño al tejido circundante.
También se puede detectar tumores en cualquier parte del cuerpo durante la misma sesión en la que se tratan.
El potencial terapéutico completo de la máquina aún no se ha explorado en su totalidad. Está a la espera de la aprobación de la FDA.
PIPAC es un nuevo sistema de administración de quimioterapia en aerosol intraperitoneal presurizado.
Administra quimioterapia directamente en el abdomen que pueden actuar incluso en metástasis superficiales, como nódulos extremadamente pequeños que pueden proliferar hasta tal punto que la cirugía se vuelve imposible.
Es mínimamente invasivo, empleando una técnica utilizada en la laparoscopia de diagnóstico, en la que se introduce gas de dióxido de carbono directamente en el abdomen, creando una presión que eleva la pared abdominal y crea espacios alrededor de los órganos.
Con una pluma nebulizadora se administra una quimioterapia en aerosol profundamente en las grietas abdominales. Los órganos se bañan en esta niebla durante media hora, luego se aspiran las gotas.
A través de perfiles de riesgo basados en IA pueden ayudar a detectar cánceres como: el cáncer de mama, lo que lleva a un diagnóstico temprano.
La inteligencia artificial también se puede usar para analizar rayos X para identificar cánceres, en lugares donde los expertos en imágenes podrían no detectarlos.